jueves, 17 de junio de 2010

LA IndiferenciA

La indiferencia real, la que no se actúa, la que es más natural que artificial, no necesita de mucha estilización porque simplemente brota, como los suspiros o los recuerdos. La simulada, salta con cierta intención de hacer como si nada pasara, niega la vida porque hace como si en la vida no hubiera pasado nada. Es una suerte de venganza endulzada con la perversión de hacer sentir al otro que no se siente. Sin importar la forma en que se presente, al negar la vida, la indiferencia mata, tortura, aniquila, pero no a quien la porta sino a quienes se les aplica. Necesita de los demás para poder despreciarlos. Al ser un escudo protector para el gladiador que la posee, también puede servirle de lanza para herir a los demás. Por ello a los indiferentes se les trata de manera distinta porque no están en comunión con los otros. La indiferencia es un modo muy particular de negar la comunión de los demás con el desprecio. A los indiferentes se les permiten las caras largas y endurecidas. Parece que nada les divierte y una forma de incorporarlos a la comunidad a la cual niegan es tratarlos bien. Los indiferentes son los aguafiestas de las reuniones porque siempre tienden a negar lo bonito de la comunión y lo hacen pasar como algo trivial . Sin importancia pues.

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