domingo, 27 de marzo de 2011

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Estuve pensando en mis contradicciones, en el sí y en el no, en lo que quiero ser, y en lo que soy, en lo que amo y también en lo que odio.

¿Cómo es posible que a veces odie lo que amo y ame lo que odio?

He estado pensando en mis contradicciones, en el daño que hago a otros y que a veces me hago a mí mismo, por no tener las cosas claras, por no saber establecer mis prioridades.

He estado pensando en mis contradicciones, en como a veces enfrento mis propios valores, con mi manera de actuar, y he comprendido que sigo siendo humano, quizás demasiado humano, que muchas veces el corazón, tiene razones que la razón no entiende.

Y he llegado a la conclusión, que si aún dudo, es porque todavía no me he rendido, y al enfrentar la vida, me enfrento a dilemas.

He estado pensando en mis contradicciones, y he dado gracias a Dios, por ayudarme a enfrentar, tantas preguntas, y a encontrar tantas respuestas…

Las contradicciones se presentan en cada uno de nosotros a diario.

Vamos a hacer algo y dudamos…

Nos preguntamos si está bien o mal…

Vamos a dar algo a alguien y pensamos cómo lo tomará…

Sentimos amor pero luego también dudamos…

Y así vamos de un lado al otro, paseamos por esas habitaciones que creamos en la mente, nos parece que una es mejor que la otra pero luego regresamos a la primera…

No sabemos para dónde vamos o si lo sabemos no tenemos la certeza de saber si es lo mejor…

Pero en ese ir y venir uno aprende…

Crece…

Es como el niño que está aprendiendo a escribir: le faltan algunas letras primero, otras son deformes, otras no están bien insertadas en la palabra…

No se entiende, borra y vuelve a empezar, y poco a poco la palabra contiene todas las letras, no hay error, no se equivocó y dice: ¡CALIDAD!

Lo logré…

Dudando crecemos, y por sobre todo en esas dudas, en esas contradicciones encontramos los obstáculos interiores que ponen freno a nuestras verdaderas emociones, a nuestros sentimientos y logramos entender que sólo superándolos logramos llegar a nuestra meta, a lo mejor de nosotros y a conocernos cada día más.

Muchas cosas que nos suceden no tienen una explicación lógica.

Mucho de todo lo que vivimos no puede ser analizado.

Debemos entender que el corazón entiende razones que la razón no entiende…

Entonces enfrentemos la vida dándole paso a la razón pero llevando en la mano nuestro corazón…

De esta forma podremos enfrentar nuestras contradicciones y darnos cuenta que muchas de las respuestas que no encontramos en la mente están alojadas en nuestro corazón.