sábado, 10 de octubre de 2009


En esta vida nada es para siempre. Los cambios son inevitables. En busca de la seguridad —y por temor a la pérdida— nos podemos aferrar a situaciones o a personas… pero este es un intento que a la larga siempre resulta fallido.

Y puesto que no todo está bajo nuestro control, se me antoja fundamental el saber aceptar y adaptarnos a estos cambios que nos presenta la vida.